Las compras compulsivas
"el arte de comprar lo que no se necesita con dinero que no se tiene”.
El ansia por comprar puede jugar malas pasadas. Lo que empieza siendo un placer pasa a ser una auténtica pesadilla para la persona cuando se convierte en adicción y la lleva a endeudarse. Las compras compulsivas conllevan una adquisición en demasía de cosas innecesarias, con un empleo excesivo de tiempo, dinero o energía en la compra, y ello tiene con frecuencia repercusiones económicas, familiares o legales. Para conseguir paliar sus devastadoras consecuencias, se impone en primer lugar un cambio de hábitos y, en muchas ocasiones, serán precisas medidas psicológicas o farmacológicas.
¿Qué es?
El trastorno de compras compulsivas o impulsivas, también denominado trastorno de adquisición anormal, consiste en un impulso irresistible de adquirir de forma repetida objetos innecesarios, incluso a elevado precio, y no es un fenómeno exclusivo de fechas como en Navidad o en época de rebajas, en las que la insistencia de la publicidad comercial y la tradición consumista podrían explicar un cierto aumento de los gastos. Es una verdadera adicción psicológica en toda regla que, si bien en su máxima expresión afecta a poca gente, es más común de lo que pudiera pensarse. Es la consecuencia de un acto irreprimible y poco consciente del que después uno se arrepiente, porque se compran cosas poco útiles o se gasta más de lo que se puede.
Las conductas adictivas se caracterizan por la capacidad que tienen para producir gratificación inmediata o alivio de algún malestar. Las adicciones se inician como conductas placenteras pero, posteriormente, en un plazo variable para cada una de ellas, esclavizan al sujeto, que se siente obligado a repetirlas, a pesar del malestar que le están ocasionando, pudiendo crear situaciones conflictivas: endeudamiento, ruptura del equilibrio personal y familiar, crisis de pánico... Si la persona queda atrapada en esta conducta repetitiva, termina por crearse una auténtica adicción. Se habla de adicción cuando la conducta adictiva implica en tan gran medida al sujeto que le conduce a una dependencia. La persona reduce progresivamente su campo de intereses y sus obligaciones, de manera que la conducta adictiva termina por acaparar su vida. Es una relación negativa, incluso destructiva, que el sujeto se muestra incapaz de controlar.